domingo, 6 de marzo de 2011

siete

"Huele a pis", decía, mientras abría la tapa de su portátil. "La vecina habrá vuelto a hacerlo en el felpudo. ¿Te importaría ir a echar un poco de desodorante? No, es verdad, que no me queda. Da igual, estoy harta".
Dejó el ordenador apoyado en el sofá y pude ver que tenía de fondo de pantalla una foto de Jason Mraz. Ese tío apesta. Eché un vistazo a su piso. Tenia una colección de muñecos que regalan con los huevos Kinder. Al lado, una foto antigua que seguramente ya vino con el piso. También había una caja de tampones y una taza de los Beatles. De las que regalan con El País. Me despeiné el pelo y apareció por la puerta subiéndose los pantalones.
"¡Que frío en el descansillo! ¿Quieres una birra?".
Asentí y volvió a desaparecer por la puerta. Me levanté y ojeé sus libros. Basura. Los discos. Basura. No sé que estaba haciendo allí y pensaba una excusa para poder irme cuanto antes. No me dio tiempo. Volvió con dos vasos y me dio uno de ellos. Estaba caliente.
"La cerveza no está fría aún. No te importa, ¿verdad?".
Negué con la cabeza. Me quedaría mientras hubiese cerveza y después me largaría. Mi madre está en el hospital o tengo que estudiar. Di un trago corto, y no me dio tiempo a reaccionar. De pronto mi culo tocaba el portátil y ella encima, sin camiseta. Acercó su boca a mi oído.
"¿Te gusta esta cerveza?".
Escupí en su cara y la tire al suelo. Salí pitando de aquel sitio mientras oía su risa en el salón. Vomité en el descansillo, en la puerta de la vecina. Supongo que no se lo merecía. Murió a los dos días. Y yo ya estaba muy lejos de allí.

1 comentario:

  1. me recuerda a algún libro que ya leí hace tiempo, pero no se cual...

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