martes, 22 de febrero de 2011

cinco

La velocidad hacía que se le ondease el viento. Yo estaba pendiente de la carretera, además de que no se le cayese la colilla en los asientos nuevos. Pero al final me quedaba como tonto mirando cómo daba una calada; cómo apretaba los labios, succionaba, y los separaba lentamente...no podía evitar que se me notase la excitación. Entonces habló:
"¿Qué vamos a hacer con el cura? No podemos dejar un fiambre en la parte de atrás del coche y hacerlo pasar por dormido mucho tiempo más, sobretodo si no paras de mirarme y no prestas atención a la carretera."
No tenía ni idea de lo que decía. Al principio la veía a ella hablando, después solo la boca pronunciando lentamente las palabras, las sílabas...finalmente, sólo las "os". 
Seguía intentando que no se notara mi perturbación, pero en ese viaje aprendí que nunca se debe llevar a una chica bonita en el asiento de al lado; nunca se debe tener un cura muerto en la parte de atrás, y nunca debes cruzar las piernas en el coche, sobretodo si eso supone dejar de tener control en el freno.

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